Las manos son el instrumento de la inteligencia humana
— María Montessori
 

0-3 años — Ayúdame a ser yo mismo

Durante los tres primeros años de vida, el niño construye las bases de su ser: su movimiento, su lenguaje, su vínculo emocional y su confianza en el mundo. Todo lo que vive en esta etapa deja una huella profunda en su manera de estar y sentirse seguro.

A veces, los adultos se sienten desbordados: el llanto constante, los despertares nocturnos, las primeras separaciones o la frustración ante los límites son desafíos naturales, pero también oportunidades para fortalecer el vínculo y acompañar el crecimiento interior del niño.

En Curious Bloo, acompaño este proceso con presencia, sensibilidad y conocimiento, ofreciendo un espacio preparado donde cada niño puede explorar con libertad, mientras se siente sostenido y comprendido.

Un entorno donde moverse, tocar, escuchar y descubrir, con materiales que nutren su curiosidad natural y su necesidad de autonomía naciente.

Para madres, padres y educadores, este acompañamiento también ofrece orientación práctica y emocional: cómo observar sin intervenir en exceso, cómo ofrecer límites amorosos y cómo crear un ambiente en casa que favorezca la calma y la conexión.

✨ Regálale a tu hijo el inicio más valioso: un espacio donde pueda ser él mismo, sentirse seguro y desplegar su propia fuerza vital.

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Conquistas y aprendizajes vitales

• Desarrollar la confianza básica en el mundo y en sí mismo.

• Construir un vínculo afectivo seguro con el adulto de referencia.

• Adquirir autonomía en el movimiento: girar, gatear, caminar, subir, bajar.

• Descubrir y coordinar sus manos como herramienta de exploración y creación.

• Iniciar el lenguaje y la comprensión del entorno.

• Experimentar la voluntad naciente: “yo quiero”, “yo puedo”, “yo solo”.

• Comenzar la construcción del orden interno (rutinas, secuencias, reconocimiento del entorno).

• Aprender a autorregularse emocionalmente con la ayuda del adulto.

Dificultades habituales

• Llanto constante o dificultades para dormir.

• Desafíos con la alimentación o la transición al comer solo.

• Frustración ante los límites y las primeras rabietas.

• Ansiedad por separación o adaptación a nuevos espacios.

• Dificultades en el lenguaje o la comunicación.

• Irritabilidad, miedos o hipersensibilidad sensorial.

• Cansancio o inseguridad de los adultos que acompañan.

🩵 En esta etapa, el adulto es el espejo emocional del niño.

Cuando se siente comprendido y sostenido, el niño florece.

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